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Maribel Hernández

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Serge Sivya es cofundador del movimiento LUCHA, comparado al 15M español / © Maribel Hernández

Serge Sivya es cofundador del movimiento LUCHA, comparado al 15M español / © Maribel Hernández

Serge extiende su palma delante de mí y me explica: “¿Ves los dedos? Esas son nuestras fortalezas, el espacio vacío entre ellos representa nuestras debilidades”. Entonces entrelaza su mano con la mía y continúa: “Ahora mis fortalezas llenan tus debilidades y las tuyas cubren las mías. Por eso no tenemos miedo, porque estamos juntos”.

Serge Sivya es un joven de 28 años, estudiante de Medicina y cofundador del movimiento de la República Democrática del Congo LUCHA (Lutte pour le Changement), un colectivo de jóvenes que nació en 2012 para exigir cambios en su país: una democracia real. Este viernes cerró en el IES Nit de l’Albà de Elche, de la mano de Amnistía Internacional, una gira por Europa que a lo largo de estas últimas tres semanas lo ha llevado por Bélgica, Francia y España con el fin de dar a conocer su organización y sumar fuerzas para conseguir la liberación de dos de sus compañeros, encarcelados desde el pasado mes de marzo.

¿Cómo nació LUCHA? “En 2012 hicimos un análisis de la situación del Congo. La guerra había dejado un saldo de 10 millones de muertos entre 1998 y 2012, había un paro del 94%, sólo una minoría accedía a la educación primaria y teníamos un serio problema de salud pública y de agua”, explica. Todo ello, a pesar de que la República Democrática del Congo, en el corazón de África, cuenta con el segundo bosque tropical más importante del mundo después del Amazonas, el 30% de las reservas de agua dulce del continente y un suelo rico en minerales tan deseados como el coltán, un elemento clave en la fabricación de teléfonos móviles. “Somos un país potencialmente muy rico, pero al mismo tiempo, somos muy pobres. Y es esa riqueza lo que ha traído tantos problemas. ¿Por qué? Porque la verdadera riqueza de un país no está en el suelo, no está en los minerales, sino en las cabezas, en las mentes de su gente”, sostiene este joven, que defiende con vehemencia la necesidad de una población educada y exigente con el poder.

«La violencia es lo que se ha utilizado desde la independencia del Congo y nunca ha resuelto nada, por eso optamos por la noviolencia»

“LUCHA nació porque nos dimos cuenta de que los problemas del Congo eran una manifestación de otro gran problema: el mal gobierno y que éste hundía sus raíces en la concepción del poder. Ser político se asocia a tener coches caros y mucho dinero. Hay mucha desconfianza en los políticos, mucha corrupción. Teníamos que hacer algo para cambiar el sistema”.

Y salieron a las calles.

Un año después, en 2013, un investigador belga, Kris Berwouts, escribió un artículo que hablaba de ellos como “los indignados de Goma”. Hasta ese momento no habían oído nada del movimiento español del 15M. “Fue un gran descubrimiento -recuerda Serge-. Nos dimos cuenta de que compartíamos la misma filosofía, la idea de que el cambio debe venir desde las bases, que tiene que ser la ciudadanía la que tome el protagonismo. De ellos aprendimos la importancia de utilizar bien las redes sociales, internet, Facebook…”.

Las acciones, marchas y protestas de los indignados del Congo tienen un carácter pacífico. “Decidimos optar por la noviolencia. La violencia es lo que se ha utilizado en nuestro país desde la independencia y nunca ha resuelto nada, al contrario. Ese principio lo aprendimos de España”. Obviamente, el surgimiento de un movimiento juvenil que pretende, como ellos dicen, “despertar a la gente”, no ha sido muy bien recibido por el gobierno de Kabila, que ha respondido con represión y violencia, particularmente en la ciudad de Goma, donde están más estructurados.

Serge, ante un centenar de estudiantes de secundaria de Elche / © Maribel Hernández

Serge, ante un centenar de estudiantes de secundaria de Elche / © Maribel Hernández

“Me ha dicho un amigo que esta noche pasada hubo muchos tiros por las calles”. Serge lo cuenta con cierta preocupación antes de su intervención en Elche y a un día de regresar a su país. La persecución a los miembros de LUCHA se ha recrudecido a lo largo de este año. Días antes de iniciar su gira por Europa, en una de las últimas manifestaciones en Goma, fueron detenidas 9 personas y dos recibieron impactos de bala en una pierna y un brazo. El propio Serge ha sido encarcelado en cuatro ocasiones desde 2012. El pasado 21 de marzo, mientras regresaba a su casa, unos desconocidos lo obligaron a subir a un coche y permaneció retenido durante tres días. Lo interrogaron para extraerle información sobre LUCHA y sus integrantes.

Ese mismo mes, el 15 de marzo, sus compañeros Fred Bauma e Yves Makwanbala fueron arrestados. “Estuvieron 50 días desaparecidos y fue gracias a la presión de organizaciones como Amnistía Internacional que conseguimos que los trasladaran a una prisión regular donde todavía permanecen”, destaca Serge. Yves y Fred están acusados de “malfeteurs” (malhechores) y de intentar atentar contra el cabeza de Estado. Se da la contradicción, explica, de que en el Congo la ley puede castigar a los malhechores con pena de muerte aunque la pena de muerte ya no exista oficialmente en el país. Por eso es tan importante el apoyo del exterior. “Nuestro gobierno escucha más a los que están fuera que a los que están dentro. Puede parecer insignificante, pero pequeños gestos como una firma pueden salvar la vida de alguien”.

Serge se despide con el saludo de LUCHA, entrelaza su mano con la mía. Mis debilidades, sus fortalezas: “La lucha no acaba, la lucha continúa”.

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